Que la felicidad es el gran objetivo de cada persona, el estado de cumplimiento de sus necesidades y sus deseos, aquella experiencia desde la que se hace factible un diálogo pleno entre el alma y el mundo, el lugar privilegiado para comprender que la vida es un regalo inagotable, es algo en lo que podemos estar de acuerdo todos los hombres, sea cual sea nuestra creencia o nuestra cultura. Pero tal anhelo universal no deja de producir falsas expectativas, engañosas ilusiones, propuestas falaces que terminan con frecuencia en la frustración más desconcertante. Por eso, ofrecer un verdadero y eficaz discernimiento para alcanzar y mantener la felicidad ha sido una de las constantes preocupaciones del hombre a lo largo de la historia. El cardenal Schönborn, sin pretender un análisis sistemático, reúne en este libro algunos textos de muy diversa procedencia que dan testimonio de la reflexión que ha ido acompañando su vida de creyente, de creyente en que el hombre ha sido creado precisamente para ser feliz, de creyente en que la realización efectiva de ese destino no puede alejarse, por pura lógica, del plan de Dios sobre cada persona. Precisamente la vinculación entre la felicidad y el misterio de Dios, o más concretamente entre la felicidad de cada uno y el cumplimiento de la voluntad de Dios, es lo que queda meridianamente claro en este libro sincero y profundo de Christoph Shönborn, que ingresó en la Orden Dominicana a los dieciocho años y fue creado cardenal por san Juan Pablo II en 1998.