"Que busques a Cristo: Que encuentres a Cristo: Que ames a Cristo". -Son tres etapas clarísimas. ¿Has intentado, por lo menos, vivir la primera? Estas páginas se han escrito con la ilusión de que puedan ayudar a recorrer esas etapas, para conocer mejor a Jesucristo, amarle más, parecernos más a Ël, imitarle..., y con la gracia de Dios y la acción del Espíritu Santo avanzar -cuanto más mejor- hacia la meta audaz de llegar a ser "otro Cristo": conseguir que "Cristo esté formado" en nosotros. Para ello, vamos a acercarnos a las páginas del Evangelio, contemplar al Señor, meditar sus palabras y su vida para "identificarnos" con Él. La vida de la Iglesia está en una renovación permanente, no tanto en sus estructuras como en sus miembros, los cristianos. "El Concilio Vaticano II presentó la conversión eclesial como la apertura a una permanente reforma de sí por fidelidad a Jesucristo". Toda la eficacia de la vida de la Iglesia radica, básicamente, en que los cristianos nos decidamos seriamente a serlo: es decir, a parecernos a Él. Eso es la santidad. "El que más se parece a Cristo, ése es más cristiano, más del Cristo, más santo".