La consagración vivida en el Ordo Virginum es expresión del misterio de las bodas de Cristo y de su Iglesia, y por esto no podemos más que alegrarnos por su reaparición y su crecimiento en tantos países del mundo. Esta forma de vida consagrada ha conocido en el breve curso de medio siglo, un desarrollo que resulta notabilísimo, no tanto por el número de mujeres que la han abrazado, sino también por el número de diócesis en las que se ha hecho presente, en áreas geográfica y contextos tan diversos. Con este sentimiento de alegría compartida, nos disponemos a reflexionar sobre esta consagración antigua y nueva, que palpita en el corazón de la iglesia para la vida del mundo. Mons. José Rodríguez Carballo, ofm