Después de haber considerado los rasgos fundamentales de la espiritualidad cristiana, el presente volumen pretende hacernos percibir que todo lo anterior reclama un nuevo modo de ser y vivir que, siendo frutos de la gracia, también demanda la cooperación de la persona. De este modo, el presente volumen ahonda en las virtudes y valores evangélicos fundamentales que resplandecen en el rostro de Cristo y que deben caracterizar al cristiano maduro. Entrando ya en el último tramo de esta tercera parte nos preguntamos: ¿dónde puede encontrar el caminante renovadas fuerzas, cada día, para progresar por tan grandioso camino? En este volumen el itinerario nos ofrece cinco cauces decisivos del vivir cristiano: la vida de oración, la celebración del sacramento de la reconciliación, la celebración de la eucaristía el acompañamiento espiritual y la vida de equipo.