Desde la Comisión de Evangelización, Catequesis y Catecumenado somos conscientes de enfrentarnos a un gran reto. En este tiempo, la Iglesia está llamada a ser motor y fermento, sal y luz, para generar y regenerar ánimo, para ser alma en medio. Mediante la acción misionera ha de renovar la alegría en laicos y familias para ser catequistas y hacer catequesis, ha de fortalecer la esperanza en párrocos y sacerdotes para alentar a las comunidades y ha de impulsar a los consagrados a manifestar el gozo del servicio en su entrega diaria. Con “parresía”, la catequesis puede ayudar a una vuelta a la realidad pastoral de las parroquias a reactivarlas con la incorporación de nuevos miembros, padres y madres que acompañan a sus hijos, y a normalizar este tiempo de incertidumbre, angustia y desesperanza.