Esta nota quiere recordar los principios morales que los católicos deben tener presentes para decidir cómo actuar ante las leyes que van en contra de su propia conciencia, y que cualquier estado o persona comprometidos en la defensa de los derechos humanos pensamos que deberíamos respetar. Lo hacemos en continuidad con las enseñanzas de esta CEE expresadas en la instrucción pastoral «La verdad os hará libres» (Jn 8, 32); y de acuerdo con la carta de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Samaritanus bonus, en la que se pide «una toma de posición clara y unitaria por parte de las conferencias episcopales, iglesias locales, así como de las instituciones católicas para tutelar el propio derecho a la objeción de conciencia en los contextos legislativos que prevén la eutanasia y el suicidio» (n 9)