En lo económico y en lo sociopolítico, Rusia formó siempre parte de lo que eran esencias básicas de Europa. Reaccionó como reaccionaba todo el continente a partir de la Revolución Industrial. Además, en Rusia ha tenido que llevarse a cabo una importantísima operación de cambio en su estructura socioeconómica para adaptarla a la que es, después de todo, también una creación del espíritu europeo a partir del siglo XV, y que culminó en el XIX: el sistema capitalista, o de mercado libre. De ahí el interés de esta obra, que surge de una de las líneas de trabajo del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales «Francisco de Vitoria» y que ha tenido la inestimable ayuda de la Embajada de la Federación de Rusia en Madrid. Era necesario emprenderlo porque España no puede ignorar lo que de verdad sucede en el gran país eslavo, ya que éste no en balde es en estos momentos, por su PIB total, la decimosexta potencia mundial (España es la novena), y que, no lo olvidemos, además se encuentra en ese conjunto de potencias —el G-8, ampliación a causa de Rusia del G-7— al que lleva años pretendiendo ascender España, por la trascendencia de las decisiones que, en el terreno económico, en él se adoptan.