Desde la publicación de El origen de las especies el modelo darwiniano de evolución se ha visto sacudido por varias convulsiones internas, de las que ha salido siempre fortalecido. Sin embargo, en el último cuarto de siglo se están cuestionando algunos de los corolarios de la clásica teoría evolutiva ; y esta vez la disidencia no proviene de la genética, sino más bien de la paleontología, a la que hasta ahora se había atribuido un papel marginal dentro de la biología evolutiva. De hecho, temas como las distintas modalidades de la evolución o el análisis de los fenómenos de extinción, por ejemplo, han sufrido en los últimos veinte años una transformación tal que esquemas anteriores han quedado manifiestamente caducos.
La primera parte de La evolución y sus metáforas es la crónica de las tormentosas relaciones que, desde sus orígenes, han mantenido la paleontología y la teoría evolutiva. La segunda parte se centra en algunos de los problemas que durante los últimos años han sido motivo de reflexión y estudio para los paleobiólogos : el origen del hombre, la clasificación de las especies, los patrones de la evolución (¿gradual o a saltos ?) o la extinción de los dinosaurios.