Pretendo que este libro sea un humilde servicio a los que sufren. Más que razonamientos sobre el dolor, son como una lluvia de ideas que arrancan de mi experiencia con la gente que sufre. He dedicado mucho tiempo de mi ministerio sacerdotal a trabajar con hombres y mujeres que viven en dramas inmensos y que muchas veces no encuentran más consuelo que el de la fe.