Este libro quiere ser un canto a cómo los "Iconos" nos introducen en la belleza de Dios, que es la clave de la contemplación. Orar no es sino eso: contemplar y enamorarse de esa belleza divina, el único antídoto que nos salvará de la fealdad del mal y del pecado. He aquí, pues, unas páginas que agavillan un conjunto de los "Ico-nos" más representativos con el único fin de llevarnos, por medio de esa belleza, hacia una oración sencilla, contemplativa.