El autor vuelca en estas páginas su propia experiencia de vida: haber descubierto que el secreto de la vida con Cristo no consiste en otra cosa sino en desear ir a Él, y hacerlo confiado como un niño. Entonces todos los momentos, tan diversos, de la vida se convierten en ocasión de alegría, de descanso, y uno puede llegar a de-cirle de veras al Señor: Lo mejor de mi vida... ¡haberte conocido!