Ed. bilingüe promovida por la Federación Agustiniana Española Traducción, introducción y notas de Manuel A. Marcos Casquero. La Escritura estuvo siempre presente en la aventura espiritual de san Agustín. Primero la consideró como el lugar donde podía hallar lo que anhelaba. Luego, como objeto de crítica. Finalmente como la solución de sus problemas. Con mayor razón, una vez convertido, pasó a formar parte de su existencia: alimento para su espíritu, nutrición para su plegaria. Sólo leyendo sus obras se puede percibir la centralidad que otorgaba a la Escritura en la vida cristiana. Decir que la Palabra de Dios era para él, más que un tópico, una realidad vivida y predicada. El se sirve de abundantes imágenes para explicar lo que ella significa para el cristiano y estimular a su amor. La considera como el monte de donde nace el riachuelo de la predicación; como una carta que Dios nos envía desde la patria a que caminamos, invitándonos a alcanzarla y mostrándonos el camino. Es en ella donde el hombre sigue oyendo la voz de Cristo.