Esta obra presenta el Jubileo que Israel celebraba cada cincuenta años, con dos notas muy características: la conversión personal y comunitaria, y las exigencias sociales, de verdadera revolución, que tal celebración imponía a los israelitas, a saber, descanso de la tierra, devolución de propiedades, libertad a los esclavos y remisión de deudas. El autor enmarca esta temática en el libro del Levítico y en el contexto cultural de Israel. Para mejor comprender la institución y las claves de Jubileo, hay que conocer lo que significó para el pueblo elegido el don de la Tierra Prometida y los deberes que tal don suponía para con Dios y con los hermanos, e incluso para con la misma tierra. La concepción del tiempo en Israel y correlativamente el sentido festivo del descanso serán otros aspectos a tener en cuenta para mejor captar todo el contenido del año jubilar. Un contexto más amplio, pero imprescindible, lo aporta el modo de vivir el culto el pueblo de Dios y las correspondientes denuncias proféticas a un culto falso, para lo cual partían de un análisis de la realidad en una sociedad con flagrantes injusticias. Así no se puede tributar a Dios un culto verdadero. Y no podía faltar una mirada de aplicación a las celebraciones del Jubileo del año 2000, para sugerir unas pistas bíblicas que iluminen los retos que estos acontecimientos suponen para la Iglesia y para las comunidades cristianas. Ya Juan Pablo II, en la "Tertio millennio adveniente", nos invita a vivir la conversión y las exigencias de una mayor justicia social. La conversión nos exige una revisión personal y comunitaria, así como la constatación de su vivencia práctica en la sensibilidad para escuchar el grito de los pobres hoy. Estas páginas ofrecen, sin duda, un buen servicio a cuantos quieran fundamentar en la Biblia las llamadas del Espíritu a su Iglesia en estos tiempos de gracia, a través de la Palabra y los acontecimientos contemporáneos.