Esta obra no es una síntesis orgánica de la enseñanza social de la Iglesia, ni un comentario de las encíclicas sociales. Con miras más modestas, sus páginas son algo más que una introducción al estudio y a la práctica de las enseñanzas sociales del Magisterio. El autor ha estado guiado por la preocupación de armonizar pensamiento y acción. Por eso, la exposición de los principios, de los criterios de juicio y de las orientaciones prácticas que integran la propuesta social de una Civilización del amor (corazón de la doctrina social de la Iglesia) sigue con fidelidad los textos del Magisterio, ciertamente; pero, al mismo tiempo, los presenta con su carga impulsora y profética, es decir, en cuanto que abren la mirada al futuro y señalan metas nuevas al compromiso civil de los cristianos del siglo XXI; y no sólo de ellos.