El Concilio Vaticano II manifestó expresamente que la Iglesia era amiga de las bellas artes, relacionadas con la belleza divina, y reconoció que los medios artístico de comunicación social prestan una valiosa ayuda a la humanidad; por lo que es necesario fomentar y conservar en todas las personas las facultades de contemplación, intuición y admiración que conducen a la sabiduría. El presente manual es una contribución a esa tarea. Conscientes de la amplitud del tema y de los límites estrechos que impone el manual, abordamos este reto eligiendo una metodología de compendio, que obliga reducir a lo esencial la crónica de cada capítulo histórico y a omitir muchos nombres que serán conocidos, sin duda, por cualquier lector medianamente culto. Pero tal necesidad no hace que esta «historia» se limite a u enumeración de nombres propios y a una simple descripción de formas y estilos. Intentaremos ahondar en el lenguaje del arte. Además, este manual no sería historia del arte «cristiano», si detrás de la diversidad de estilo no se alcanzase a ver la «vida» del cristianismo y si, en la percepción de tales formas sensibles, no se hiciera gustar el espiritual «sabor de la fe cristiana: Sapientia fidei.