Mucha increencia actual brota de los graves déficits de humanidad. Inhumanidad y ateísmo. Dios mengua (crisis de Dios) en un mundo carente o menguante en vivencias interhumanas fundamentales de confianza amorosa y admirativa, de obediencia atenta y solidaria, de donación entrañable e inclusiva, de esperanza resistente e imaginativa. Este mundo inhumano es «un problema para Dios» y para los creyentes. Pero la terapia radical pasó (pascua) y pasa por «tanto amó y ama Dios al mundo...». El amor humanísimo de Jesús y nuestro revela el rostro, el ser de Dios. Contra la apatía inhumana, la simpatía samaritana. Dios: futuro humano para todos. Tarea y espiritualidad. Dios en nuestras manos. Entonces somos creyentes y creíbles.