Joaquín Goicoecheaundía fue un hombre providencial en el movimiento sacerdotal de Vitoria. Allá por los años 1940-1950 se vivió en aquella diócesis un espíritu renovador de la vida sacerdotal, que trascendió a toda España y al extranjero. El motor de aquel movimiento fue Rufino Aldabalde, pero este gran hombre murió muy pronto. Desde el seminario de Vitoria, donde era director espiritual de los teólogos, don Joaquín fue el encargado de seguir impulsando aquel espíritu renovador, convirtiéndose en su alma y su cabeza. Con este libro se repasa su vida, su obra y su espíritu, en un intento por mantenerlo siempre vivo en la memoria.