Las cuatro obras que se recogen en este volumen fueron escritas por san Jerónimo durante su estancia en la pequeña ciudad de Belén, con la asistencia de algún erudito hebreo, dada la dificultad de ciertos pasajes que comenta. Todas ellas son de gran importancia, no solo en relación con los libros que aborda (fundamentalmente Génesis, Salmos y Eclesiastés), sino también por su aportación a un mejor conocimiento de la lengua hebrea y a la comprensión de los nombres que aparecen en la Biblia.