El cántico de los ángeles en Belén vinculó, de una vez para siempre, el hecho de que María no encontrara posada para dar a luz con el afán de que en la tierra se brindara una morada para la paz. San Agustín, Erasmo, Tomás Moro, Luis de León, Rousseau, Gandhi y Juan XXIII, entre otros, aceptaron el reto, unos atentos a la Palabra de Dios y otros confiados en sus modos de pensar. Lo que se proponen las páginas de este libro es mantener abiertas las vías del sosiego, de la tolerancia y del perdón, para así coronar la búsqueda de la paz, tantas veces intentada sin éxito por los hombres de buena voluntad.