El autor de estas páginas se pregunta si acaso es posible reconocer hoy en las Sagradas Escrituras el sentido de la propia historia de cada uno. Al hilo de los personajes del Antiguo Testamento que aquí aparecen, encontramos en este libro alguna respuesta. Estos personajes son “elegidos” por el Señor: Adán, Caín y Abel, Abraham y Sara, Jacob y Esaú… La libre iniciativa de Dios se muestra de diferentes maneras en cada elección. A veces se manifiesta en un momento puntual, inmediato; otras, la revelación es progresiva y utiliza las mediaciones humanas. Así sucede en la vida de cada persona consagrada. El texto nos recuerda que, desde siempre, la llamada de Dios invita a aventurarse y a superar toda incertidumbre. Dios promete la victoria; la suya, a su manera. Así se forma un profeta.