Los tiempos cambian. Con ellos, también el modo de ser Iglesia en el mundo. Estos cambios condicionan el modo de entender la eclesialidad de todas las vocaciones que forman la Iglesia y, entre ellas, la vida consagrada. El replanteamiento de la presencia de los religiosos en la Iglesia obedece al redescubrimiento de un nuevo modo de ser de ésta. El presente ensayo quiere pro- fundizar en la intrínseca dimensión eclesial de la vida consagrada, aludiendo a la índole simbólico-carismática de la misma. Un estudio de la irradiación ad intra de este carisma que es la vida consagrada en el interior de la comunidad eclesial.