La Palabra de Dios -alma de la teología y luz para toda forma de vida cristiana- es, sin duda, un tema que ha suscitado gran interés en los últimos años. La vida consagrada nace de la escucha de la Palabra de Dios y acoge el Evangelio como su norma de vida. Por ello, la Iglesia nos recuerda que nunca ha de faltar en las comunidades de vida consagrada una formación sólida en la lectura creyente de la Biblia. De ella -verdadera fuente de agua viva-, la vida consagrada extrae sabiduría para vivir e inspiración para una vida verdaderamente evangélica.