No es verdad que ya no se hagan películas como las de antes; se siguen rodando, y a miles, cada año, pero no en Hollywood sino en Bombay, el mayor centro de producción cinematográfica del planeta: un mundo de ensueño que vende fantasías multicolores a gran escala. Allí se ruedan películas de géneros un tanto peculiares para la mirada occidental: filmes de acción con héroes y villanos que interrumpen sus peleas para ponerse a cantar y bailar, culebrones donde las parejas nunca se besan, epopeyas históricas con dioses hindúes... Esto es Bollywood.Y allí llega Ashok Banjara, universitario de buena familia pero pésimo actor. Y, contra todo pronóstico, triunfa de manera apoteósica. La novela narra el ascenso y las peripecias de esta nueva estrella: un personaje tierno y ridículo, prepotente y vulnerable a la vez. Shashi Tharoor se detiene en el telón de fondo escondido tras los oropeles, y no sólo retrata los entresijos de una industria tan exótica –con la variopinta galería de actores, directores, productores, extras, columnistas de cotilleos, gurús y parásitos de toda laya que pululan por ella–, sino que ofrece una panorámica entre esperpéntica e hiperrealista de la India actual con todas sus contradicciones sociales y políticas.