En un aislado y ascético lugar, mitad ermita mitad hotel, se reúnen los jerarcas de la política, de la industria y de la Iglesia para meditar a la manera de esos ejercicios espirituales a los que san Ignacio de Loyola definía como «el todo modo… para hallar la voluntad divina». Pero la paz de este retiro queda violentamente interrumpida por una serie de misteriosos asesinatos. Sciascia recurre a la novela policiaca para trazar una metáfora corrosiva del poder. Gracias a un relato lleno de tensión e ironía, sitúa al lector ante esta candente verdad : la convivencia civil se corrompe irremediablemente en la experiencia de la injusticia, el espíritu faccionario y los intereses más turbios.