Figura irrepetible, animador cultural y hombre polifacético, pintor y grabador, músico aficionado y provocativo, Manuel Padorno encontró en la poesía una vocación ineludible. A su muerte, dejó organizada la disposición de esta Canción atlántica, volumen póstumo en el que agrupa sus últimos libros, presentado ahora en la cuidada edición de Josefina Betancor.
Un sentido unitario enlaza las composiciones de estos cuatro libros, dos de ellos aparecidos anteriormente, Para mayor gloria (1997) y Hacia otra realidad (2000), y otros dos inéditos: El otro lado y Fantasía del retorno. Dispuestos con riguroso orden, en series de siete partes que constan a su vez de siete poemas, forman un magnífico retablo que recoge en sus variaciones los motivos queridos del poeta: el bestiario doméstico, la disgregación del cuerpo, los sentidos que se confunden, el acceso al mundo de la inconsciencia, y, ante todo, el mar y la luz, la visión del otro lado de la realidad, el «árbol de luz» en el cielo y el océano... El sujeto lírico nos ofrece, desde su mirada virginal, una visión inédita y a veces casi onírica del mundo, una interpretación en la que no hay contradicción entre conocimiento y vida. La poesía, como de hecho todo el arte, es para Padorno una iluminación profana, y el poeta es el «nómada» que sale al encuentro de lo que la luz le revela, en busca de la invisible arquitectura del ser.