Hoy en día la humildad necesita, pues, una rehabilitación. Muchos filósofos y moralistas han acometido esta tarea y se esfuerzan por dar a esta virtud un aspecto mucho más positivo y atractivo que el de estar reducida tantas veces al conocimiento desagarrado de la propia miseria y pecado. Si ha tenido tantos enemigos hasta identificarla con una especie de auto desprecio ¿no será porque estaba sin fundamento teológico, arrinconada entre una ascética y espiritualidad equivocadamente interpretadas? Cierto: la humildad, cimiento de toda vida espiritual, se ha reducido no pocas veces al conocimiento desgarrado de la propia miseria y pecado a un auto-desprecio.