Aquí la preocupación constante de este Predicador de la Casa Pontificia es la de demostrar cómo la Palabra de Dios ilumina e interpela nuestra existencia. No solo la existencia humana en general con los problemas de siempre, sino también la vida y los retos que tenemos que afrontar concretamente hoy, en la Iglesia y en la so-ciedad. Y lo hace recordándonos meditaciones tenidas junto a Juan Pablo II y en presencia del papa Benedicto XVI.