Es evidente que con estas páginas no pretende otra cosa el autor sino ayudarnos a contemplar la Pasión del Señor. Solo que de un modo muy peculiar. No siguiendo el desarrollo cronológico de sus escenas, sino metién-donos en la piel y el corazón de quienes la vivieron o protagonizaron hace 2000 años. Poniéndonos en el lugar de uno u otro, adoptando su personalidad y el papel que le tocó desempeñar voluntaria o inconscientemente, re-viviremos aquellos momentos de luz y tiniebla de un modo más profundo. Y a la vez brotará de nosotros una oración más honda.