La catequesis, desde tiempo inmemorial, ha narrado la salvación de Dios en la historia. En efecto, el Dios cristiano se conoce en la historia y en el acontecer humano-divino. No hay otra forma de descubrir a Dios y de entrar en contacto con él si no es a través de la histori de salvación. La dimensión histórica es algo fundamental para la revelación cristiana y para la catequesis, porque la historia y la vidad del hombre son el lugar en donde Dios se hace presente e interviene con gestos de amor. pero además, la historia ya no es una simple herramienta pedagógica para ilustrar y asimilar el mensaje, sino que pertenece esencialmente al mensaje mismo. La biblia siempre ha utilizado la narración para comunicar la historia de amor de Dios con su pueblo. Y es que la narración nos pone el puente, nos da el lazo de unión entre acontecimiento y palabra, entre historia y reflexión, entre vida y pensamiento; por la narración, los hechos se han convertido en relato, ent radiciones; se han vuelto comunicabels, se han convertido en palabra. El acto narrativo le da palabra al acontecer humano. Este, de pronto, puede convertirse en epifanía de un Dios que acontece en la humilde acción humana. Es entonces cuando la palabra se hace carne.