"Son muchos los aspectos desde los cuales se puede considerar y relacionar a San Agustín y a Santa Teresa. La presente obra aborda expresamente el tema de la influencia del Obispo de Hipona en la Santa abulense. Ciertamente, no se puede negar la dependencia. Teresa, de hecho, residió como interna y alumna seglar en el monasterio de las religiosas agustinianas Ntra. Señora Santa María de Gracia, en Ávila, durante año y medio. Animada poe el ejemplo de "tan buenas monjas, que lo eran mucho las de aquella casa", recupera su abandonada viida de piedad, reordena su mente y arregla su vida. Ya no siente, incluso"la gradísima enemistad" de ser monja, sino que va teniendo "más amistad de ser monja". Asimismo, cuando Teresa tiene la edad de 39 años, llega, casualmente, a sus manos el libro de las Confesiones de San agustín. La lectura reobra con poder sobre ella. Advierte que sescriben su vida: "paréceme me veía yo allí". La conmovieron hondamente. durante un "gran rato toda me deshacía en lágrimas". Y decide entregarse a Dios. El presente estudio esclarece, a su vez, el sentido en el que se ha de entender dicha influencia. Concluye afirmando que San Agustín fue un poderoso y eficaz estímulo que movilizó definitivamente la vida de santa teresa, pero no configuró su mente ni influyó doctrinalmente en ella. "El viaje divino" hacia el interior del hombre, tema crucial y esencial en ambos, es diferente y muy personal en cada uno de ellos. Santa teresa fue una alumna admiradora, esntusiasta y devota de San agustín, pero no su discipucla."