Tras permanecer olvidados casi cuarenta años, los diarios de Etty Hillesum salieron a la luz en 1981 mostrando una evolución espiritual muy singular: en tan solo dos años y medio, y sin pertenecer activamente a ninguna tradición religiosa, pasó de un racionalismo escéptico a un diálogo único e ininterrumpido con Dios. En la dramática ocupación de los Países Bajos por la Alemania nazi, Etty optó por la no violencia, por permanecer con los suyos –aun pudiendo haber escapado– en las duras circunstancias de los campos de concentración y por testimoniar con hechos y palabras la verdad desde la que vivía: “la vida es bella a pesar de todo”. Fue asesinada en noviembre de 1943, a los 29 años, en el campo de concentración de Auschwitz.