Si hay una devoción a un santo querida por los fieles, es la de san Antonio de Padua. Nacido en Lisboa en 1195, conoce a san Francisco de Asís en 1221 y comienza su predicación itinerante por Italia y por Francia. Después de su muerte en 1231, crece la devoción hacia el santo y llegará a ser uno de los santos franciscanos más queridos. ¿Quién no se ha acordado alguna vez de san Antonio cuando ha perdido algún objeto?