Dichos y Palabras no son recetas espirituales, que hoy abundan. Son sentencias breves, pero enjundiosas, cargadas de espíritu. Son mensajes que recogen verdaderos chispazos de luz, y ascuas quemantes de amor, de Dios-Luz, Dios-Amor. Palabras que iluminan la mente y encienden el corazón. El núcleo de este comentario se centra en los Dichos de Luz y Amor, de san Juan de la Cruz. El santo utilizaba estas sentencias para ayudar a religiosas y personas por él dirigidas. Mojaba su pluma en su propia experiencia de Dios, y en el camino para abrirse a Él. De cada Dicho sanjuanista se hace un breve comentario actualizado. En relación con cada Dicho, como complemento, se ofrecen otras palabras concordes o afines de variados autores espirituales. Resulta así un verdadero mosaico de Luz y de Amor. Hay citas de la Escritura y la Liturgia, de los Padres del desierto y los Padres de la Iglesia, del Magisterio; de teólogos, místicos y poetas. Se da un relieve especial a santa Teresa de Jesús por su afinidad con san Juan y por celebrarse este año el V centenario de su nacimiento. Los Apotegmas tienen cierta semejanza de forma y fondo con los Dichos de san Juan. Recogen la sabiduría espiritual de los Padres del desierto, especialmente en Egipto y en los ss. IV-V. Monjes venerables, los Ancianos, Abbas y Ammas, Padres y Madres espirituales. Nos hablan de los caminos para llegar a la perfección anhelada. El autor quiere probar que, aunque cambien los estilos, las formas, los gustos y culturas, todo lo que lleva el toque del Espíritu se eterniza, sigue teniendo actualidad y verdad. El cielo y la tierra pasan, pero la Palabra de Dios permanece.Las palabras pueden resbalar y morir, pero las palabras tocadas por la gracia traspasan los siglos y siguen siendo vivas.