El autor nos presenta la biografía del venerable José Rivera Ramírez (1925-1991), sacerdote diocesano. Su lectura nos permite intuir algunos de los rasgos fundamentales de esta figura egregia. Una vida de profunda intimidad con Jesucristo le ha hecho testigo de la luz para muchos hermanos. Fidelísimo hijo de la Iglesia, la ha amado con ardor, se ha entregado por ella buscando que sea un signo cada vez más expresivo de la ternura de las Personas divinas. Contemplativo, estudioso, amante de la soledad, se desgastó en una acción constante, entregándose sin reservas al servivio de los demás, con amor preferencial por los pobres, viviendo de manera radical la pobreza y el sacrificio. Y siguiendo a Aquel que dijo que nadie tiene amor mayor que quien da la vida por sus amigos, José Rivera ofereció la suya por un sacerdote en crisis, haciendo así de su muerte un profundo acto de amor.