“Todos tenemos la posibilidad de lograr momentos en los que sentimos cómo una lectura nos ilumina –señala el autor–, pequeños instantes en que vislumbramos senderos de verdad o encontramos una pista para actuar con la lucidez del amor. Todas las lecturas que aquí comparto tienen el hilo conductor común desde la tensión entre la teoría, la escucha y la práctica; entre el saber y el hacer en la presencia reconocible del Dios de la gracia que no se repite nunca. Han fructificado a base de escuchar páginas en diálogo con sus contenidos hasta “hacer hablar” a las experiencias leídas, en acertada expresión de Dolores Aleixandre en el prólogo”.