La Noche Oscura de san Juan de la Cruz viene favoreciendo desde hace siglos lo que el mismo Santo se propuso como objetivo: modo y manera que tiene el alma en el camino de la unión del amor con Dios. Y es desde esa intencionalidad sanjuanista que hemos proyectado la elaboración de estas actas, es decir, que la necesaria reflexión teórica sea una manera de abrir ese camino a todos cuantos desean alcanzar la plenitud. Un camino que no hay que temer, que compromete a todos los seguidores de Cristo, y a todos los que quieren forjarse en la plenitud de su ser humano: para los inconformistas, y para los que creen en la auténtica radicalidad evangélica, sin tapujos y sin edulcorantes. La noche sanjuanista es la noche existencial, aprendiendo a vivir en la certeza de que Dios siempre nos acompaña y de que todo sirve para el bien de los que aman a Dios. La noche, como la cruz, es la posibilidad real de vencer a todo aquello que amenaza con el sinsentido la vida del ser humano.