El periodismo –y la televisión- ha cambiado mucho en los últimos años. Ha cambiado la tecnología, la estructura empresarial, la filosofía de grupo, los valores humanos. El audiovisual busca ahora periodistas “polivalentes”, un rédito económico que prima la estética sobre la ética, el espectáculo sobre el rigor, los contenidos blandos sobre la calidad... ¿Qué influencia ejerce la televisión sobre la opinión del espectador? ¿La televisión comercial engorda? ¿Qué parte de responsabilidad tienen los empresarios, los trabajadores audiovisuales y los propios ciudadanos en el consumo televisivo? La sociedad actual, valiéndose de las herramientas digitales, quiere ser sujeto activo en la construcción de la realidad. Los medios de comunicación deben ser, ante esto, responsables, y contribuir al enriquecimiento social, al fortalecimiento de la capacidad crítica. De lo contrario, la salud democrática de su tejido se resentirá y el periodismo se verá abocado al servilismo mercantil y político. Este libro tratará de mostrar la evolución conceptual de la televisión de ayer a hoy, a través de la pluralidad de voces, el juicio crítico y los principios deontológicos. Intentará analizar su funcionamiento interno y dilucidar las pautas que permitan alumbrar el día que recuperemos el mando.