La Medalla Milagrosa debe su origen a una manifestación de la Santísima Virgen María a una Hija de la Caridad de San Vicente de Paúl, Catalina Labouré. La aparición tuvo lugar en París, rue du bac 140, en 1830. A media noche, un niño de cuatro o cinco años la despertó para que bajara a la capilla donde la Virgen la esperaba. El niño me avisó: “He ahí a la Virgen”. Me sería imposible decir lo que experimenté en aquel momento. Me arrodillé ante Ella, apoyando mis manos sobre las rodillas de la Madre que me dijo: “Los tiempos son malos, el mundo entero se verá amenazado por desgracias de toda clase, pero acercaos al pie de este altar, aquí las gracias serán concedidas a quienes las pidan.”