La Vida de Macrina es una de las primeras biografías cristianas, y está concebida como si fuera una carta. Gregorio destaca que Macrina no sólo es su hermana, sino también su maestra es, además, la guía y maestra de las vírgenes que ella dirige en el monasterio. Su biografía tiene, pues, el interés de la doctrina que se hace vida y está presentada como la última lección -quizá la más perdurable- que la maestra lega a sus discípulos. La Vida de Macrina es un escrito en el que se equilibran la intencionalidad teológica, el artificio literario y la fidelidad histórica. En el Elogio presenta a Basilio como modelo de santidad para todos los fieles. Desde el punto de vista pastoral, era muy importante que Basilio, el gran defensor de la fe de Nicea y de la divinidad del Espíritu Santo, no sólo fuese admirado como teólogo y obispo, sino también venerado como santo. El Elogio tiene el valor de contener en unas cuantas pinceladas la visión de Gregorio no sólo de la figura de su hermano, sino también de los apasionantes acontecimientos de los años que van del 370 al 380: de la gravedad de la situación, del verdadero trasfondo teológico de la controversia arriana, y del papel jugado por su hermano en una de las crisis más graves que ha soportado la Iglesia en toda su historia.