El Octavio, único escrito del autor que ha llegado hasta nosotros, es uno de los primeros testimonios de la apologética cristiana escritos en latín. Se trata de una obra breve en forma de diálogo que presenta interesantes peculiaridades. En primer lugar, se apoya en modelos de la tradición clásica pagana y elabora un discurso culto, muy cuidado desde el punto de vista literario. Es, pues, un valioso testimonio del proceso de recepción de la tradición cultural grecorromana que tiene lugar en el seno del cristianismo y que constituye uno de los primeros ejemplos de la inculturación. Por otra parte, a lo largo del diálogo no se cita literalmente ningún texto de la Sagrada Escritura, caso único en la apologética cristiana, aunque sí se encuentran referencias indirectas a algunos pasajes, sobre todo del Nuevo Testamento. Esta actitud obedece al deseo de acercar el mundo pagano culto al cristianismo, haciendo ver que la religión cristiana es algo razonable.