Las cartas de Pablo a los Gálatas, Efesios y Filipenses han dejado una huella imborrable en la tradición y piedad cristianas. Las doctrinas sobre Cristo, la salvación y la Iglesia ocupan un lugar central en estas cartas, y también el misterio de la Trinidad encuentra una referencia muy significativa en la alabanza que el Apóstol dirige a Dios, quien está "sobre todos, por todos y en todos" (Ef 4,6). Para los Santos Padres -que poseían una insaciable curiosidad respecto al misterio de Dios- estas cartas constituían una fuente de profundos conocimientos, raramente captados hoy en día.