El presente ensayo analiza determinados aspectos doctrinales relativos a las ideas sobre la paz y la guerra sostenidas por Cervantes en El Quijote con una intención polémica: probar el absurdo de aquellas tesis, tan en boga, que defienden el supuesto erasmismo europeísta de Cervantes. Al mostrar que no existe en el alcalaíno rastro alguno del irenismo tan característico del pensamiento erasmiano, el autor apuesta por la inserción de la obra de Cervantes en otras coordenadas que, desde una genealogía completamente hispánica, beben en fuentes aristotélicas, lo que permite una inteligibilidad más adecuada del texto cervantino.