“Alegraos y regocijaos”, dice Jesús en el Sermón de la Montaña, como recoge San Mateo. Este es el título de la nueva Exhortación Apostólica que el Papa Francisco ha querido dedicar a la santidad, razón de ser de la Iglesia, su indefectible objetivo capital. Los frutos de la Iglesia son aquellos cristianos que han procurado vivir el mandato de Dios: “Sed santos como vuestro Padre celestial es santo”. La gracia de la santidad no es privilegio de unos pocos, sino de todo el pueblo de Dios: sacerdotes, religiosos y laicos; que viven en el mundo actual, enfrentándose a los mismos afanes que el resto de sus conciudadanos. Gaudete et Exsultate es el quinto documento escrito por Francisco en estos cinco años de Pontificado. Y no es la primera vez que el Papa publica un texto desde la sede de Pedro con referencias a la alegría: las exhortaciones Evangelii Gaudium (La alegría del Evangelio) de 2013, Amoris laetitia (La alegría del amor) de 2016, y la encíclica Laudato Si (Alabado seas) de 2015. Textos a los que hay que sumar la primera encíclica Lumen Fidei (La Luz de la Fe) de 2013.