Jesús de Nazaret cambió el mundo. A lo largo de los siglos, su llamada a llenar el mundo de luz y de amor ha resonado en muchos corazones. Francisco de Asís mejoró notablemente la Italia en que vivía. Lo mismo cabría decir de Catalina de Siena. Teresa de Jesús renovó la vida cristiana de su país... y de la Iglesia entera. No lo hizo sola: los santos nunca llegan solos. Son incontables los cristianos que han hecho posible una sociedad en que el amor, el perdón, la compasión, la solidaridad son valores (al menos, de nombre). ¿Y mañana? ¿Quiénes harán mejor el mundo? ¿Quiénes transmitirán la realidad de un amor verdadero? En una palabra, ¿quiénes serán los santos de mañana? La respuesta es muy sencilla: los cristianos de hoy. O más sencilla aún: tú y yo. Como a las orillas del Jordán, a unos jóvenes inquietos que se acercaron a Él, Jesús sigue llamando hoy al corazón de cada joven. No tiene un plan muy trazado (en la vida luego pasan tantas cosas...). Lo que tiene es un sueño, que consiste en que el Amor de Dios llene la vida de cada persona. Y ese sueño quiere compartirlo con los jóvenes, porque serán ellos quienes lo lleven a cabo. Y tú, ¿te atreves a soñar?