El principal componente de una familia feliz es el amor entre todos los miembros, pero en especial de los esposos. El amor es un tesoro que hay que cuidar y mimar todos los días. Las personas, cuando se sienten queridas, se sienten valiosas y su autoestima es positiva. Una autoestima positiva es la base de la seguridad e independencia emocional de las personas que son psicológicamente maduras. Se quiere lo bueno, y lo muy bueno se quiere mucho. Por eso conviene luchar todos los días por mejorar, y no cansarse de enseñar y animar a los hijos a ser buenos, para que sean queridos por los demás y por ellos mismos. En las familias armónicas la complicidad es elevada (hay colaboración) y los conflictos son muy escasos; para esto es importante aprender a sufrir con buen humor, sin dramatizar, pues la convivencia produce muchos roces que hacen sufrir. Todos los miembros de la familia tienen que estar muy mentalizados de que lograr una familia feliz es más importante que tener éxitos en el mundo extrafamiliar, pues muchas veces se pone a la familia, y las tareas familiares, en un segundo o tercer plano. Cuando hay problemas familiares se sufre mucho y mucho tiempo, y vale más prevenir que curar. En Familia en armonía, el Dr. Sarráis intenta ayudar a los esposos a amar con intensidad, fidelidad y perseverancia, de forma que el vínculo matrimonial sea un motivo de felicidad para los esposos y la base de una educación para la madurez y autonomía de sus hijos.