Mediante la plegaria comunitaria o individual de estas páginas, con devoción y sentido eclesial, podremos celebrar con mayor alegría y fruición las fiestas litúrgicaas -y no solo la de la Inmaculada Concepción- en honor de la bienaventurada Virgen María, uniéndolas siempre al Misterio Pascual de su Hijo, muerto y resucitado.