Posiblemente, la mayor dificultad de un creyente sea encontrar el equilibrio entre ser de este mundo y no ser mundano. De esta delicada relación han surgido numerosas concepciones erradas de la vida. Como escribe Armando Zerolo si hemos perdido el sentido de la vida es porque hemos perdido el sentido del mundo, y si hay esperanza es porque el hombre participa de una historia de redención. A partir de una serie de textos de los grandes autores de la literatura, Juan Jesús Priego nos invita a realizar una profunda reflexión sobre la relación entre fe y cultura, entre el mundo y la trascendencia. No obstante, según se advierte en la introducción a la obra, los textos que tenemos delante no son una recopilación de obras llamadas a animarnos a una buena conducta, no son un modelo moral, no son una guía de buenas costumbres ni el manual para ser una buena persona [ ]. Podríamos decir que todos los fragmentos seleccionados, con las reflexiones que los acompañan, tienen en común que son pequeñas invitaciones a un encuentro con la realidad, a participar en el teatro del Mundo, donde todos los papeles, todas las situaciones, y el decorado mismo, tienen un sentido muy especial. El amor, la muerte y el tiempo es, en fin, una llamada tan bella como peculiar a encontrarnos con la realidad y a tomar conciencia de que el mundo, cómo no, también fue creado para los hombres de fe.