Las ilustraciones ayudan a entender, vivir e imitar las obras de misericordia. Con cada una de las obras de caridad o misericordia representadas en este librito, se nos invita a ver en qué consiste amar al prójimo y practicar lo que se ve. Al contemplar detenidamente las 14 maneras que la Iglesia propone para la práctica de la caridad, todos aprendemos a darnos a los demás. Dar nuestro tiempo, regalar nuestra mejor sonrisa y dar nuestro apoyo a los que están necesitados de nuestro cariño. Aprendemos la lección que nos da Jesús: darse a los demás. El cariño y la misericordia son el remedio de los remedios. Es lo que arregla todo. Con la práctica de estas obras nos hacemos cristianos como Jesús quiere que seamos: personas que aman a Dios y, por amor de Dios, aman a las demás personas. Los demás hombres, mujeres, chicos y chicas, niños y niñas son nuestros hermanos porque son como nosotros, hijos de Dios, hijos del mismo Padre que está en los cielos. Al final de cada día podemos repasar las obras de misericordia que hemos hecho. Y al final de la vida, cuando muramos, seremos juzgados de amor de Dios y del amor al prójimo, expresado concretamente día a día mediante las obras de misericordia.