Según Muray, el telecolectivismo filantrópico hereda a la perfección, y con toda suavidad, a todos los despotismos. "El Bien h llegado a su meta, ha alcanzado su deseo. Está a pu8nto de realizar lo que ninguna institución, ningún poder, ningún terrorismo del pasado, ninguna policía ni ningún ejército habían conseguido nunca: al adhesión espntánea de casi todos al interés general, es decir, al olvido entusiasta de lso intereses particulares de todos, e incluso a su sacrificio. En el Bien convertido en Fiesta, ya sólo queda el Bien, ya sólo queda la Fiesta. parafraseando a Hegel: "Todo lo que es real es festivo, todo lo que es festivo es real".