El Salterio comienza exponiendo los dos caminos que puede transitar el hombre en busca de su realización y felicidad. Por uno camina «aquel que se complace en la ley del Señor», por lo que todo le sale bien. El otro lo recorre el impío y le lleva a la perdición. Inmediatamente pasa a preguntarse por la causa de esta dicotomía. El salmo 2 se extraña de la agitación de las naciones y de los planes vanos de sus dirigentes que conspiran aliados contra el Señor y contra su ungido. El AT es testigo de esta rebelión de la criatura contra su Creador, que se remonta a los albores de la Historia y que ha determinado el destino dramático del ser humano con todas sus secuelas de mal, pecado y sufrimiento, y que puede llevar a la total aniquilación del hombre de continuar con el camino que empezó a recorrer cuando rechazó la oferta de comunión de Dios y se empeñó en lograr por sí mismo lo que solo puede ser recibido como don. Pero es necesario ver la Historia con el mirar de Dios, que es el amor; un amor que no ceja a pesar de la ingratitud de sus criaturas y que se muestra con mayor intensidad cuanto mayor es la miseria en la que cae el hombre cuando se aleja de Él. Esto es lo que nos presenta el libro del Apocalipsis. Es manifestación de Dios, anuncio de Jesucristo y de su misterio pascual. Es una reflexión sobre la historia humana, en la cual se enfrentan dos fuerzas contrapuestas: el poder del mal que engendra muerte y el amor de Dios. Hay una cierta dualidad, pero no se trata de dos imperios paralelos que se disputen el dominio de la tierra, puesto que uno no es, mientras que el otro ES, de modo que el triunfo del amor está asegurado; es más, ya se ha producido, pues el amor vence a la muerte y destruye su fuerza aceptando entrar libremente en la muerte y amando por encima del odio, dando la vida por los que aborrecen y maldicen. Es lo que ha hecho Cristo: por eso es el Vencedor, el Señor de la Historia, el que vive para siempre. Y si el mal sigue haciendo de las suyas es debido a que se concede al malvado la oportunidad de convertirse, y la victoria de Jesucristo debe ser también la victoria de los que le pertenecen. No es de extrañar, pues, que si el Salterio empieza constatando la vana oposición de pueblos y caudillos a Dios, termine con el canto de júbilo y alabanza de todo viviente a su Señor.

El cordero, la mujer y el dragón

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  • Autor: Ramón Domínguez Balaguer
  • Editorial: Bendita María Editorial
  • Número de páginas: 314
  • ISBN: 9788494112423
  • Peso: 0

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